LA IMPORTANCIA DEL AGUA
El agua es un elemento de la naturaleza, integrante de todos los ecosistemas, esencial para el sostenimiento y la reproducción de la vida en el planeta ya que forma parte indispensable del desarrollo de los procesos biológicos que la hacen posible.
El recurso hídrico resulta por lo tanto crucial para la humanidad y para el resto de los seres vivos. La contaminación del agua y su escasez plantean amenazas para la salud humana y la vida de los hábitats del planeta.
Tiene propiedades únicas, por ello contribuye a la estabilidad del funcionamiento del entorno y de los seres y organismos que lo habitan, debido a esto se convierte en un elemento indispensable para la subsistencia de la vida animal y vegetal del planeta.
En este aspecto, este líquido vital constituye más del 80% del cuerpo de la mayoría de los organismos e interviene en la mayor parte de los procesos metabólicos que realizan los seres vivos. Además interviene de manera fundamental en el proceso de fotosíntesis de las plantas y es el hábitat de una gran cantidad de seres vivos.
Actualmente la humanidad está reaccionando frente al desabasto y la contaminación, buscando soluciones para las problemáticas con que se enfrenta. En la agenda de los principales actores políticos están como temas prioritarios la búsqueda de la seguridad hídrica: una gestión adecuada del recurso y la protección de su calidad para los asentamientos humanos.
El papel en el desarrollo de la vida
Como observamos, el agua es un elemento líquido que se encuentra en muchas partes del planeta Tierra en diferentes formas (salada, dulce, etc.). En el caso particular del ser humano, el agua es importante para ser consumida (en cuyo caso tiene que estar potabilizada) y para que el organismo pueda seguir funcionando de manera correcta. En este sentido, podemos decir que el agua es responsable de que todos los tejidos desarrollen sus funciones y capacidades de manera efectiva. Cuando una persona sufre un estado de deshidratación o de falta de agua, estos tejidos comienzan a perder sus capacidades y las funciones son minimizadas al máximo.

Pero el agua no es sólo importante para el consumo del ser humano sino que también tiene que ver con permitir la existencia de un complejo número de seres vivos. En primer lugar, el agua es uno de los alimentos más importantes de los vegetales, por lo cual el agua que llega a través del riego o de la lluvia es la responsable del crecimiento de todo tipo de plantas y de la vegetación que existe en el planeta. Por otro lado, el agua es consumida por los animales y sirve entonces también como un elemento natural de vital importancia para el desarrollo de los mismos.
Un elemento esencial, y protagonista del origen de la vida
A pesar de que ciertos organismos necesitan consumirla más que otros, todos necesitamos agua para sobrevivir y de hecho, se sabe que sin ella la vida en la Tierra nunca hubiera comenzado. Al ser un medio en el que es compuesto se pueden mezclar entre sí, el agua facilitó la generación de las primeras formas de vida del planeta, posiblemente protegiéndolos de la radiación solar
Desde esos primeros organismos, hasta las plantas y animales más complejos, el agua ha jugado un papel fundamental en los inicios de la vida. En los seres humanos actúa a la vez como disolvente y como un mecanismo que transporta las vitaminas y los nutrientes esenciales de los alimentos a las células. Además, nuestros cuerpos también utilizan este recurso para eliminar las toxinas, regular la temperatura y ayudar al metabolismo.
Además de ser esencial para el buen funcionamiento del cuerpo humano, el agua promueve la vida de muchas otras maneras. Sin ella no podríamos cultivar, criar animales, lavar los alimentos y mantener una buena higiene. El agua también ha sido clave en la evolución de la civilización pues ha servido como un medio para viajar y una fuente de energía para las fábricas. Dado que el agua también puede existir como vapor, se puede almacenar en la atmósfera y regresar en forma de lluvia en cualquier parte del planeta. Por si fuera poco, los océanos ayudan a regular el clima, absorbiendo el calor en el verano y liberándolo durante el invierno. Estos mismos océanos sirven también como un hogar para un sinnúmero de plantas y animales.